Aunque los casos son pocos y los espectadores muchos, la costa ecuatoriana que recorre el área del Parque Nacional Machalilla, en Manabí, es el sitio en donde algunos visitantes galapaguenses deciden hacer una breve parada.
“El ave boba”, como se conoce también al pingüinos de Galápagos, de vez en cuando es un turista más en Machalilla. La Isla de la Plata es conocida por asemejarse en flora y fauna al archipiélago; sin embargo, existen otras islas e islotes a lo largo de la costa que los curiosos animales también disfrutan visitar.
La Isla Sucre, localizada aproximadamente a 2 km de la Playa de Machalilla, es uno de estos lugares en donde recientemente se pudo ver a un pingüino. Curioso y elocuente, este animal es el pingüino que vive más al norte del planeta y es la tercera clase de pingüino más pequeño del mundo.
Rodeando la costa continental ecuatoriana, esta ave tropical no solo recorrió las aguas de la Isla de Sucre, sino que también se atrevió a entrar las viviendas de los locales. Los colaboradores del hospedaje “La Fogata Bungalows” pudieron presenciar el evento de cerca y aseguraron que el pequeño animal estaba nadando muy cerca de la playa y fue la sensación del pueblo de Machalilla.
Asimismo, los clientes del hospedaje aseguraron que la traviesa ave buscaba alimento en el océano y se murmuraba que esa fue también la razón que lo llevó a entrar a uno de los hogares de la comunidad.
Adicionalmente, el científico y veterinario de fauna silvestre de la Fundación Charles Darwin, Gustavo Jiménez, aclara que “el fenómeno de la Niña es una corriente de agua fría en donde el alimento es extremadamente abundante y las especies marinas se reproducen”.
Por el contrario, el fenómeno del Niño trae consigo a una corriente cálida, lo cual provoca que los pingüinos se dispersen en busca de alimento y mueran en ciertas ocasiones por ser una presa fácil para los depredadores. Por ello, a pesar de la cálida bienvenida que los habitantes le dieron al pingüino tropical, esta visita podría significar que este juvenil estuviese solo en busca de alimento por una de estas razones.
Según Jiménez, esta fenomenología era positiva cuando el cambio climático no influía en los eventos naturales, ya que los pingüinos han evolucionado junto con esto. Sin embargo, el calentamiento global hace que el fenómeno del Niño se dé con más frecuencia y a temperaturas más altas, afectando a la población de la especie.