La Organización Panamericana de la Salud (OPS) asegura que las residencias o centros de atención a largo plazo para adultos mayores han sido las más afectadas durante los 16 meses de pandemia. Datos de la misma institución confirman que en ellas se concentró entre el 40% y el 80% de las muertes por Covid-19 a escala global.
En Ecuador, la situación no fue distinta. Para Mónica García, dueña del centro geriátrico Dulce Amanecer, mantener a salvo a los pacientes fue un gran reto. “Gracias a los cuidados que se han tenido con los abuelitos, hasta el momento nadie se ha contagiado del virus”, asegura García.
Además de cuidar de su personal de salud con horarios rotativos, entre 15 días dentro y 15 fuera del establecimiento, el centro Dulce Amanecer se ha manejado con estrictos controles de bioseguridad. Cada vez que ingresan las terapeutas, médicos y cocineros deben presentar una prueba de antígenos para comprobar que no hayan contraído la enfermedad.
Juan Armando, residente del centro geriátrico, recuerda que no se preocupó al enterarse de la enfermedad a través de la televisión. Comenta que el establecimiento cerró sus puertas a familiares y externos antes de que se decretara el primer estado de excepción, en el 2020. Esto permitió que el virus se mantuviera lejos de ellos; no obstante, esto no significó aislamiento absoluto.
Según la terapeuta ocupacional, Mishell Bastidas, “las personas son seres sociales, los adultos mayores se encuentran todos los días en interacción y actividades de recreación”.
Para manejar los cuadros de estrés, depresión o ansiedad en los abuelitos durante esta pandemia, Bastidas comenta que se prioriza la terapia ocupacional. Esta permite que la mente se distraiga, “el concentrarse en una actividad ayuda a desviar los pensamientos de tristeza o aislamiento, que varios adultos mayores presentan al no estar cerca de sus familiares”, asegura.
Con respecto a los allegados de los residentes, Mónica García tomó varias medidas para que los abuelitos puedan comunicarse y saber de ellos. La comunicación se mantuvo través de mensajes por WhatsApp, video llamadas por plataformas como zoom, visitas de sus amigos y familiares cada cierto tiempo, siempre respetando el distanciamiento social y la prohibición de abrazos entre ellos.
La forma en que cada adulto mayor puede verse afectado por el Covid-19 dependerá de su salud física y mental. Por ello, la atención y el tratamiento adecuado siempre deben estar presentes y ser específicos para los diferentes casos que existen dentro de estos establecimientos.
Las residencias y centros de acogida de adultos mayores, hoy en día, deben cumplir más que antes con estrictos parámetros de bioseguridad, para proteger el bienestar y la salud de cada uno de los abuelitos que allí residen.