Los centros de rehabilitación para personas con adicciones redoblan esfuerzos durante la pandemia

Hogares disfuncionales, violencia intrafamiliar y problemas económicos son algunos de los factores que influyen para que niñas, niños y adolescentes acudan al alcohol o drogas. Cuando esto sucede, algunas familias optan por acudir a centros de rehabilitación que ayuden a la persona a superar su adicción.

Para Joel, joven de 26 años y adicto en recuperación, la pandemia no fue un impedimento para conseguir la droga, por lo que se contagió dos veces de covid-19. Es por ello que los centros de rehabilitación que acogen a personas con problemas de adicción crearon estrategias que posibilitan la ayuda de más pacientes.

Una de las medidas es la disminución de sus costos mensuales que pasaron de $700 a $500. Esto con el objetivo de ayudar a las familias de los enfermos para que no dejen los programas de rehabilitación.

Fabián Castillo, director del Centro de Rehabilitación ‘Cambio de Vida‘ indicó “hemos tratado de bajar los costos, dándoles hasta una media beca a los jóvenes para que se queden en el centro. El apoyo del Gobierno ha sido nulo y nos sustentamos con las familias de los internos”.

Asimismo, Cristian Narváez, director de la Comunidad Terapéutica ‘Vivir limpios‘, señaló que “actualmente el centro de rehabilitación se mantiene gracias a la colaboración de empresas privadas y a las familias de los enfermos que ayudan con víveres como arroz, azúcar, aceite, entre otros”.

Centros de tratamiento del Ministerio de Salud

En este sentido, el responsable de la salud mental del Ministerio de Salud Pública zona 9, Alexis Gutiérrez, explica que “dentro de la provincia de Pichincha solamente existen dos Centros Especializados en el Tratamiento a Personas con Consumo Problemático de Alcohol y otras Drogas (CETAD)”. El centro Carlos Díaz que trabaja con hombres adultos y Pumamaqui que trabaja exclusivamente con mujeres adolescentes.

Estos establecimientos son comunidades terapéuticas o residenciales, que ayudan a varios jóvenes a tratar con sus adicciones. Además, Gutiérrez indicó que, “las personas con problemas de adicción, que no han pasado por un proceso de rehabilitación en los centros durante el confinamiento, actualmente tienen una afectación bastante grave con cuadros de ansiedad y depresión que complican cada vez más su vida”.  

A la falta de ingresos para mantener a médicos, psicólogos, psiquiatras, terapistas y pagar los servicios básicos, se suma el gasto para contratar personal de limpieza y desinfección en los lugares que los pacientes habitan. Esto ha generado que varios establecimientos privados cierren sus puertas y dejen a decenas de jóvenes con problemas de adicción en las calles. 

En la actualidad, mantener un centro de rehabilitación es costoso ya que se necesita de personal de salud, charlas con especialistas, áreas verdes e implementos de aseo. Además, el principal requisito para que un paciente pueda ser internado en el establecimiento es que se haya realizado una prueba de Covid-19.