Por: Marco Piza / @markuspiza

Este martes 18 de mayo se conmemora el Día Internacional de los Museos, iniciativa que surgió por la ICOM (Consejo Internacional de Museos), organismo de la UNESCO, que lo efectúa desde 1977.

Luego de 44 años, ¿quién podría imaginar que una pandemia mundial lograría reducir -de manera momentánea- a un público con su presencia física de estos sitios culturales? Sin embargo, la presencia virtual se mantiene, lo que daría paso a lo que se conoce en la actualidad como cibermuseos.  

El cibermuseo no es el futuro, ya es el presente, pues motiva sus visitas (sean físicas o virtuales), donde tanto el internauta, como el  futuro visitante se sumergirá en las profundidades de estos espacios de conocimiento, de formación y por supuesto, de comunicación.

Esa es la propuesta del académico Pablo Escandón Montenegro, en su libro ‘Cibermuseos quiteños. Estado y propuesta de comunicación digital’, publicado por la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB) sede Quito, en marzo de 2021.

El texto es fruto de una investigación que nació del docente en 2013, para entender las maneras de funcionamiento de la cultura digital de las entidades y su relación con las industriales culturales en la región.  

Escandón explica que el cibermuseo, va más allá de la dinámica del simple levantamiento de la información digital, trasladada desde el museo físico.  “El cibermuseo potencia la visita al museo físico y al museo virtual”, especifica. Es decir, incluye todas las plataformas digitales que contienen información sobre el museo, sea en el portal web oficial, Wikipedia, un blog, Youtube, redes sociales, entre otras.       

¿Cuál es la ventaja? Muchas. El docente de cibercultura observa que es un modo de crear comunidad, uno de los objetivos de un cibermuseo. Y además, es a través de esas comunidades virtuales, donde se revela y se comparte el verdadero interés y el saber de los visitantes. “En un espacio como Youtube, o las redes, los usuarios están opinando de forma continua sobre lo que ven o lo que les gustaría observar. Ya no hay que realizar los conocidos ‘estudios de público’ porque ahí está todo lo que ellos desean”, sostiene Escandón.

Sin duda, es una vitrina mucho mejor que hacer una encuesta al inicio o al final de la visita física al museo, pues el mundo digital brinda esa oportunidad de observar una perspectiva del usuario en forma real.

Cibermuseos en Quito

Escandón, que también es doctor en Comunicación e Información, recuerda que cuando inició la investigación en 2015, de 58 museos de Quito que visitó, apenas 13 tenían una URL (Localizador de Recursos Uniforme, por sus siglas en inglés) propia en la Web.  Los demás se encontraban en portales de las entidades que las administran.  

En ese proceso, el académico destaca el Museo de la Casa del Alabado (de Arte Pre Colombino), ubicado en el Centro Histórico de Quito (https://alabado.org/inicio/). El mismo cuenta con una sección de visitas planificadas desde el portal, así como una muestra digital de su catálogo en Google Arts and Culture.  También resalta la Casa Museo Guayasamín (https://guayasamin.org/), que incluye recorridos virtuales en 360 grados, en el interior de los diferentes lugares de la misma casa (antesala, estudio, dormitorio, sala de descanso), según el interés de los internautas. 

Por otro lado, también distingue el trabajo de la Fundación Museos de la Ciudad (FMC), (https://fundacionmuseosquito.gob.ec/), que incluye al Museo del Carmen Alto, Museo del Agua (Yaku), Centro de Arte Contemporáneo, Museo Interactivo de Ciencia (MIC) y Museo de la Ciudad. 

Los mismos contienen aplicaciones, desarrollos y contenidos que funcionan muy bien, comenta Escandón. Sin embargo, observa que aún se puede potenciar mucho más el proceso de digitalización.  “Se necesita tener una dirección de hacia dónde es que ahora tienen que apuntar los museos.  Muchos piensan que solo se trata de incluir en la web, lo que ya está en el lugar físico. Es mucho más que eso”.

Visitas a museos en tiempos de Covid-19

En 2015, cuando Pablo Escandón inició la investigación de los cibermuseos, en Quito, aún no se consideraba la posibilidad de potenciar estos espacios a través del mundo digital.  Ahora, en el contexto de permanecer el mayor tiempo en casa, parece que nace la necesidad de dinamizar la oferta virtual de los museos desde una experiencia personal, interactiva, sin perder que sea entretenida, educativa y por supuesto cultural.

 “Desde que llegó la pandemia, la propuesta se volvió relevante, pero todavía hay mucha reticencia porque el museo aun es visto como un espacio solemne”, comenta.

En el ámbito internacional, Escandón distingue a los Museos de Louvre de Francia, y el Prado de España, el Moma y el MET  de Nueva York, que se encuentran en la vanguardia de los cibermuseos al utilizar estrategias de acercamiento virtual a sus usuarios. En Latinoamérica, nombra al Museo Nacional de Antropología de México y el Museo Larco de Perú.

En los últimos años, la tendencia mundial se enmarca en que los museos no deben esperar solamente a que la gente los visite. Ahora es el museo que busca a su público.

El escritor turco Orhan Pamuk (Premio Nobel de Literatura 2006), va mucho más allá.  Por lo que sugiere que los museos deben narrar la historia como si fuera una novela. Lo dijo porque en la elaboración de su libro El Museo de la Inocencia (2008), también se diseñó un museo real del mismo nombre en Turquía.  Es decir, un lugar de la ficción paso a la realidad, con los objetos que eran parte del relato.

 Y si en los cibermuseos, el visitante abre una ventana a la historia, se podría pasar de observador a protagonista a través de un click, como si fuera la perfecta máquina del tiempo. Como dice Pamuk “el museo es el sitio donde el tiempo se transforma en espacio”, un espacio físico o virtual para explorar las realidades.