Gracias a una denuncia ciudadana, la Agencia Metropolitana de Control (AMC), en coordinación con la Unidad de Bienestar Animal (UBA), inspeccionaron un centro de hospedaje y adiestramiento canino en el sector El Condado, en el norte de Quito, donde las autoridades constataron que se utilizaban métodos aversivos para el adiestramiento de animales de compañía.
Durante la inspección, el encargado del establecimiento admitió el uso de collares de ahogo en el entrenamiento de los peluditos, y según el Código Municipal vigente, el uso de este tipo de collares se encuentra tipificada como una infracción muy grave, puesto que, se lo califica como un maltrato animal.
De acuerdo a la Ordenanza Municipal, los métodos aversivos en el entrenamiento canino incluyen técnicas que emplean estímulos negativos, como el uso de collares de ahogo o cualquier otra forma que cause dolor, miedo o estrés al animal. Estos métodos no solo afectan físicamente al animal, sino que también pueden causar daños psicológicos y emocionales.
Cinco Libertades de la Fauna Urbana, que buscan garantizar su bienestar
La UBA recuerda que todo animal de compañía tiene cinco libertades que deben ser respetadas, pues garantizan su bienestar. Las mismas son:
- Libre de hambre y sed: Acceso a agua fresca y una dieta que mantenga su salud
- Libre de incomodidades: Un entorno adecuado que incluya refugio y un área cómoda para descansar
- Libre de dolor, lesiones y enfermedades: Prevención y tratamiento adecuado
- Libre de miedo y angustia: Condiciones y tratamiento que eviten el sufrimiento mental
- Libre para expresar su comportamiento natural: Espacio suficiente, instalaciones adecuadas y la compañía de otros animales de su especie.
Se recuerda a los tutores que el Código Municipal contiene una serie de infracciones en caso de no cuidar bien a un animal de compañía. Las infracciones leves, que engloban infracciones como: que tu animal de compañía no tenga collar; no recoger sus excrementos; no cumplir con sus vacunas. Las graves contemplan: incumplir con la esterilización de animales de compañía; causar molestias a los vecinos por ruidos o malos olores; entre otros. Y los muy graves que tienen: abandonar animales en espacios públicos; encadenar o atar animales; causar la muerte de animales de compañía.