El acuerdo contempla el acceso de pacientes de Ecuador a tratamientos de medicina personalizada, tratamientos para el paciente y su familia y tecnología avanzada como la protonterapia, así como formación de profesionales de la salud, mediante becas, para el tratamiento de enfermedades catastróficas.

En un acto presidido por la Vicepresidenta de la República de Ecuador, María Alejandra Muñoz, la Clínica Universidad de Navarra y el Ministerio de Salud Pública firmaron en Quito un Convenio de Cooperación que contempla el tratamiento en la Clínica de pacientes oncológicos pediátricos y adultos, en trasplante de médula ósea, radioterapia, protonterapia y tratamiento de tumores óseos.

El convenio también incluye la formación en la Clínica de profesionales sanitarios de Ecuador en las técnicas de medicina personalizada más avanzadas, bajo becas específicas. Establece que, a partir de un número específico de derivaciones para trasplantes pediátricos, se procederá a asignar cupos con costos reducidos en cuanto al trasplante.

La emergencia sanitaria generada por la pandemia por Covid-19 ha afectado a todos los países y ha dejado en una situación vulnerable a los pacientes afectados por patologías graves. Se estima que en Ecuador se han dejado de prestar 12,5 millones de asistencias médicas necesarias, lo que ha repercutido en un empeoramiento de la salud y un incremento de los pacientes con enfermedades graves que necesitan una atención urgente y más costosa que en un escenario de normalidad.

Actualmente, el 50% de derivaciones del sistema de salud pública de pacientes oncohematológicos se realiza a la Clínica Universidad de Navarra. España es el líder mundial en donación de órganos y el país con el registro de donantes más importante del mundo.

El Convenio contempla el tratamiento en la Clínica de los tres tipos de cáncer, primera causa de enfermedad catastrófica en niños y adolescentes: hematológicos -principalmente leucemias-, tumores del sistema nervioso central y sarcomas. La asistencia a estos pacientes contempla todo el proceso desde el diagnóstico, pasando por la puesta en común de los protocolos de tratamiento, el seguimiento posterior, la investigación clínica sobre estas enfermedades y la formación de especialistas en estas áreas.

El acuerdo incluye además cubrir, no sólo la asistencia médica, sino el resto de necesidades de logística y estructura, para que la familia solo tenga que estar pendiente del tratamiento.