Redacción: Carolina Méndez Machado
El día que inició el Plan Vacunarse me apresuré a enviar el link al chat de mi familia, llamando la atención de mis tíos y padres para que hicieran las diligencias necesarias y conseguir los turnos para inmunizar a mis tres abuelitos lo antes posible.
Las primeras respuestas que obtuve de mis familiares fueron algo como “veremos”, “esta de ver”. Y, conforme el día avanzó, pasó lo inevitable; miles de personas querían enlistar a sus familiares, lo que colapsó la plataforma, pobremente construida, luego de pocas horas desde su lanzamiento.
Luego, al ver los noticieros nacionales, una noticia se repetía a diario; la pesadilla que supone para los adultos mayores la vacunación en ciudades como Quito, Guayaquil, Durán, etc.
Riobamba, en cambio, no vivió un problema semejante. Debido a la pandemia, regresé a mi ciudad natal, desde la que hoy escribo. Y pude presenciar el desarrollo de un plan de vacunación que no tenía punto de comparación con el que a día a día veía en las noticias.
Una vez que mis abuelitos fueron inscritos, la “efectividad, buena atención y organización” caracterizaron el proceso. Así lo comenta mi tía, Martha Machado, quien acompañó a sus padres a recibir sus vacunas.
La vacunación de adultos mayores empezó en los hospitales, pero en cuestión de semanas abrieron nuevos centros de vacunación en la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo (Espoch), en la Universidad Nacional de Chimborazo (Unach) y colegios como el Salesiano de Riobamba.
Mi abuelita, Teresa Moyano Avilés, de 92 años, fue la primera en mi familia en recibir la primera dosis de la vacuna de Pfizer. El siguiente fue mi abuelo materno, Vicente Machado Romero, o papi Vichi para sus nietos.
Para hacer el cuento corto, Teresita y Vichi ya cuentan con las dos dosis de Pfizer. Y Martha, mi abuelita materna, está a la espera de la segunda dosis de la vacuna de Sinovac.
La provincia de Chimborazo no estuvo incluida en las 16 provincias en las que se decretó el Estado de Excepción; solamente nos regimos a la restricción vehicular por placa, así que el transporte hacia los centros de vacunación no representó un problema.
Hoy, cuando el país registra más de 407 mil casos confirmados de coronavirus y 19.514 fallecidos por su causa, solo resta esperar que el plan de vacunación del próximo gobierno logre la eficiencia que demostró mi Sultana de los Andes.