La Fundación Botellas de Amor, junto al trabajo destacable de sus operarias; en su mayoría, jefes de hogar, crea una segunda vida útil a los plásticos y con motivo de la celebración del Día Internacional del Reciclaje, el pasado miércoles 17 de mayo, abrió las puertas de la planta, ubicada en el sector del parque industrial del sur de Quito.
En esta visita se pudo conocer todo el proceso de reciclaje; la recepción, separación y clasificación de los residuos plásticos flexibles, los mismos que después son transformados en viviendas, parques infantiles y mobiliario urbano.
Parte de esos residuos plásticos son entregados por la empresa privada, Bolonia, compañía ecuatoriana de fideos que está comprometida con labores ecológicas y cuidado del medio ambiente.
Pilar Ramos, coordinadora de la entidad, menciona que son una fundación que a través de estrategias de educación ambiental buscan que las personas, desde sus casas se comprometan a recuperar el plástico limpio y seco dentro de una botella, para que nosotros podamos transformarlo y convertirlo en mobiliario urbano. También destaca el arduo trabajo que realizan cada mujer, cabeza de hogar dentro de la planta.
Del trabajo de separación y clasificación de los plásticos que llegan a la planta, se encarga un equipo de cuatro mujeres, quienes a criterio de Pilar tienen muy buen ojo para separar cosas, como tapas de botellas, tornillos, botones, etc.
Una de ellas es Mónica Chávez, quien comparte su agrado y su experiencias trabajando en la fundación.