Muy pocos visitantes recorrieron los pasillos del cementerio municipal de Tulcán José María Azael Franco durante el feriado de los Difuntos. Las autoridades decidieron abrir sus puertas hace 20 días para evitar aglomeraciones.
Desde el mes de marzo Franco Tuárez dejó de visitar la tumba de su madre debido a la pandemia. Él aprovechó los días de descanso para llevar flores y limpiar la tumba.
Rosa Quintero llegó a visitar las tumbas de sus padres y hermano. “Siguiendo con los protocolos no hay inconveniente en visitar el cementerio”, indicó Quintero.
8 hectáreas han guardado la belleza de esta joya arquitectónica impregnada con la naturaleza durante 91 años. Fue en 1929 cuando comenzó a funcionar el cementerio municipal de Tulcán José María Azael Franco. A lo largo de los años se han plantado 1500 cipreses, se han formado 309 figuras precolombinas, animales de Galápagos, paredes, y arcos. La tradición en este cantón durante el feriado de los difuntos es arreglar las tumbas.
“Se están tomando las debidas precauciones para cuidar nuestra la salud y la de todos. Están tomando la temperatura y el uso obligatorio de la mascarilla”, señaló Laura Morales.
El cementerio está dividido en 2 jardines. El jardín Altar de Dios fue plantado en 1936 por José María Azael franco y su hijo. Esta área fue declarada como Patrimonio Cultural del Ecuador en 1984. Este es uno de los pocos cementerios que están abiertos en Ecuador.
Las autoridades buscan reactivar la economía en la ciudad. Aproximadamente 60 personas trabajan arreglando las tumbas. “Ellos se dedican especialmente a limpieza, apertura de candados, pintura de letras, pintura de fachadas” explicó Alex Argoti, jefe de Turismo.
El segundo Jardín es el parque de los recuerdos. En esta área se plantaron los árboles en 1987. En el cementerio municipal de Tulcán José María Azael Franco han sido sepultadas 15 mil personas. Ingresar y recorrer este templo del descanso eterno no tiene costo.
Cada año al menos 100 mil personas visitan este cementerio y el 90% son turistas.