La desaparición de miles de niños migrantes no acompañados en Estados Unidos revela una crisis humanitaria profundamente perturbadora. La falta de control y seguimiento por parte de las autoridades pone en riesgo a los menores, exponiéndolos a peligros inimaginables. Este problema no solo refleja una falla institucional, sino también una indiferencia ante los derechos más básicos de la niñez.
Entre 2015 y 2023, un total de 9083 niños ecuatorianos migrantes no acompañados ingresaron a Estados Unidos. Sin embargo, un análisis de 1800Migrante.com revela que 37.088 niños de diversas nacionalidades fueron entregados a desconocidos, sin ninguna relación familiar. Además, el Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU. reportó que ha perdido el rastro de más de 32.000 menores entre 2019 y 2023.
Estas cifras alarmantes fueron descubiertas tras la revisión de datos obtenidos por el New York Times, que también reveló que más de 105.322 niños no fueron contabilizados oficialmente por el gobierno estadounidense. Organizaciones como 1800Migrante.com advierten que el problema es mucho más grave de lo que las autoridades están dispuestas a admitir.
Los países más afectados incluyen Guatemala, Honduras, El Salvador, México y Ecuador. La ONG denuncia que la entrega de niños a personas sin parentesco es una violación grave de derechos humanos, y exige acciones inmediatas por parte de los gobiernos afectados y organismos internacionales para garantizar la seguridad de estos menores.
La situación requiere una respuesta urgente, ya que cada día que pasa más niños están en riesgo. La falta de control y transparencia en el proceso de entrega de menores es un llamado de atención a las autoridades de Estados Unidos y del mundo. Es imperativo que la comunidad internacional exija mayor transparencia y responsabilidad para proteger a los más vulnerables. Cada niño perdido representa una historia truncada, un futuro robado, y un fracaso colectivo que no podemos ignorar.