La violencia contra los niños es un reflejo sombrío de nuestra sociedad que no podemos permitir que continúe. Cada caso de maltrato no solo afecta al niño en el momento, sino que deja cicatrices que pueden perdurar toda la vida. Reflexionemos sobre nuestra responsabilidad colectiva en la protección de los más vulnerables.
En Ecuador, la violencia intrafamiliar afecta gravemente a los niños. Se estima que 1 de cada 2 menores de 5 años es víctima de maltrato físico o psicológico en su propio hogar, lo que revela una realidad alarmante. Además, cada día, seis niñas de entre 10 y 14 años dan a luz, siendo la mayoría de estos casos producto de violencia sexual. Estas cifras destacan la urgencia de proteger a los niños y garantizar que crezcan en un entorno seguro.
La Constitución de Ecuador y el Código de la Niñez y Adolescencia protegen los derechos de los menores, asegurando su bienestar físico, emocional y social. Los niños tienen derecho a una vida libre de violencia, al acceso a la educación, a la salud, y a ser protegidos contra el abuso y la explotación. Es responsabilidad del Estado, las familias y la sociedad en general, garantizar que estos derechos se respeten y se cumplan, especialmente en el ámbito familiar, donde ocurren la mayoría de los abusos.
El Código Orgánico Integral Penal (COIP) de Ecuador establece sanciones claras para quienes vulneren los derechos de los menores. En el caso de violencia intrafamiliar, los responsables enfrentan penas privativas de libertad según la gravedad de la agresión. Estas medidas buscan no solo castigar a los agresores, sino también prevenir futuras agresiones, brindando protección a los niños y adolescentes que sufren en silencio.