La tensión entre el presidente Donald Trump y la Universidad de Harvard ha escalado a niveles sin precedentes, colocando a los estudiantes extranjeros en el centro del conflicto. El lunes 26 de mayo de 2025, Trump reafirmó su decisión de vetar el ingreso de estos estudiantes al campus y exigió conocer sus identidades para determinar quiénes, según él, no deberían ser autorizados a regresar a Estados Unidos.
Además, el gobierno de Trump ha ordenado a las embajadas y secciones consulares de Estados Unidos pausar la programación de nuevas entrevistas para los solicitantes de visas de estudiante. Según un cable firmado por el Secretario de Estado, Marco Rubio, y citado por el medio estadounidense Político, esta decisión se debe a que se planea imponer una verificación obligatoria de redes sociales a todos los aspirantes internacionales de visa estudiantil. Hasta que se emitan nuevas directrices, no se programarán nuevas citas para visas F, M y J.
La administración también revocó oficialmente la potestad de Harvard para inscribir a estudiantes extranjeros, lo que provocó una demanda de la universidad. Una jueza federal suspendió temporalmente la medida a la espera de una audiencia preliminar prevista para este jueves 29 de mayo. Harvard, una de las instituciones académicas más prestigiosas del mundo y cuna de 162 premios Nobel, enfrenta así un ataque directo a su autonomía.
Trump acusa a Harvard de antisemitismo, de promover ideologías de izquierda radical y de mantener vínculos con el Partido Comunista Chino. “Queremos saber quiénes son esos estudiantes extranjeros”, reiteró en su red social. Mientras tanto, miles de jóvenes de todo el mundo observan con incertidumbre cómo se cierra la puerta de las universidades estadounidenses, en medio de un debate cada vez más intenso sobre la libertad académica, la diversidad y el papel del Estado en la educación.