Delia Gaibor, ingeniera comercial y especialista en programación con estudios en educación inclusiva, ha desarrollado una innovadora aplicación: una pizarra audiovisual pensada para niños neurodivergentes, especialmente aquellos con autismo, TDAH o trastornos en el desarrollo de la coordinación. Esta herramienta digital, creada con esfuerzo y pasión, busca facilitar su inclusión real en el ámbito educativo, permitiéndoles realizar actividades como escritura, dibujo y matemáticas de manera adaptada a sus necesidades.
La aplicación cuenta con funciones únicas que no existen actualmente en el mercado, como el ajuste en tiempo real del grosor del trazo y del borrado, lo que permite a los niños expresarse libremente sin limitaciones. Además, se diseñó especialmente para aquellos que tienen dificultades motrices y no pueden usar un lápiz, como niños con temblores o discapacidad sensorial. Está disponible en la plataforma Gumroad a un precio simbólico de $5 y puede usarse sin conexión a internet, lo que la hace ideal para zonas rurales o con baja conectividad.
Delia desarrolló esta aplicación en apenas dos meses, trabajando intensamente durante las noches, y creando desde cero los gráficos, herramientas e incluso los audios. La inspiración vino de su entorno: amigos, colegas y familiares con hijos neurodivergentes, así como de su formación académica. Además, en 2019 fue reconocida con la medalla de oro del Premio Morea por la Universidad de Valencia, España, por su investigación sobre emprendimiento digital en millennials, superando a participantes PhD de Europa y América.
Actualmente, Delia planea lanzar entre tres y cuatro aplicaciones más enfocadas en educación e inclusión. Ya está desarrollando una nueva versión de esta pizarra con una paleta de colores más extensa. Aunque no ha recibido apoyo estatal, espera que instituciones educativas y empresas tecnológicas se interesen en su iniciativa, que cumple con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas al promover una educación inclusiva. Su mensaje es claro: los niños neurodivergentes también merecen oportunidades reales para aprender y desarrollarse.