En Quito, cortar las orejas o la cola a una mascota por motivos estéticos ya es considerado una infracción muy grave, según la Ordenanza Metropolitana de Bienestar Animal. Esta práctica, que no tiene justificación médica, ahora puede ser sancionada con multas de hasta 4.700 dólares.
La normativa busca frenar procedimientos que, aunque aún se realizan por razones de apariencia o tradición, generan dolor y consecuencias físicas para los animales. En el caso de las orejas, el cartílago tarda en cicatrizar y el postoperatorio suele ser doloroso. Si se corta la cola, pueden presentarse infecciones, dolor persistente e incluso hernias, especialmente en perros machos.
A pesar de la prohibición, algunos tutores continúan solicitando estas cirugías, muchas veces por desconocimiento o presión social. Por eso, es fundamental promover la tenencia responsable y recordar que los animales no deben ser sometidos a procedimientos innecesarios que afecten su bienestar.
La ordenanza es clara: la mutilación estética es maltrato animal y está penalizada. Esta medida busca generar conciencia sobre el respeto que merecen los animales de compañía y reforzar la importancia de cuidarlos sin causarles daño.