Pensilvania está a punto de dar un paso histórico en el ámbito legal al cambiar la forma en que los animales de compañía son considerados en los procesos de divorcio. Recientemente, la Cámara de Representantes estatal aprobó el Proyecto de Ley 97 con una votación de 121 a favor y 82 en contra. Esta iniciativa busca dejar atrás el obsoleto concepto legal que trataba a estos peludos como meros objetos o propiedades, como si fueran un mueble o un electrodoméstico. En su lugar, el proyecto aspira a reconocer a los animales de compañía como “seres vivos que generalmente se consideran miembros queridos de la familia”.
Si esta normativa logra ser ratificada por el Senado, supondría una obligación directa para los jueces. Estos ya no podrán decidir la suerte del animal basándose únicamente en la propiedad, sino que deberán considerar activamente el bienestar de los peludos al momento de determinar su custodia. El proyecto de ley enumera factores específicos que los jueces deberán analizar, garantizando que la decisión se centre en el mejor interés del animal, reflejando su nuevo estatus como miembro de la familia y no como un activo más a repartir.
El Proyecto de Ley 97 también aborda casos especiales, estipulando que los animales de servicio deben permanecer junto a la persona que requiere su apoyo o con el adulto responsable de un menor que necesite esta asistencia. Además de la intervención judicial, la iniciativa fomenta la autonomía de las parejas al permitirles elaborar y firmar acuerdos ejecutables de custodia fuera del entorno del juicio, ofreciendo una vía más amistosa y colaborativa para el cuidado de sus animales de compañía.
Esta legislación fue impulsada por la representante Anita Kulik, una exabogada que ha sido testigo de cómo, en innumerables divorcios, los animales de compañía eran cruelmente utilizados como «fichas de negociación». Aunque las leyes estadounidenses han considerado históricamente a los peludos como simple propiedad, este proyecto de ley es un claro indicador de cómo la evolución social y el reconocimiento del profundo lazo humano-animal están comenzando a influir y transformar el marco legal, marcando un precedente significativo.