Durante una inspección, el equipo de la Unidad de Bienestar Animal de Quito encontró a un canino en condiciones alarmantes: encadenado con soga y alambre al cuello, sujeto a una estaca de madera que le permitía apenas 30 centímetros de movilidad. El animal no tenía resguardo frente al clima y presentaba un estado crítico de desnutrición.
Al recopilar información, se constató que aún persiste la normalización del encadenamiento de animales, una práctica considerada como maltrato que atenta contra su bienestar. Según la normativa vigente, este tipo de acciones se sanciona con el pago de 10 salarios básicos.
Ante la situación, el equipo procedió de inmediato al rescate, retirando al canino del lugar para garantizarle seguridad y brindarle la atención veterinaria necesaria. De esta forma, se aseguró que recibiera los cuidados adecuados tras haber sido sometido a un grave estado de abandono.
Finalmente, se levantó el informe correspondiente para que la Agencia Metropolitana de Control continúe con el procedimiento administrativo sancionador, ratificando el compromiso de las autoridades de proteger la vida y el bienestar animal en el Distrito Metropolitano de Quito.