En Quito se mantiene una política firme de cero tolerancia al maltrato animal. Durante una inspección realizada en el barrio Tola Baja, un equipo de control acudió a una vivienda donde se constató que un canino permanecía encadenado y con un bozal permanente. Esta condición le provocó heridas visibles en el hocico y el rostro, evidenciando una situación de negligencia y sufrimiento.
El animal tampoco había recibido atención veterinaria preventiva ni curativa, lo que agravó su estado. Por ello, se levantó el informe en flagrancia en conjunto con las autoridades competentes, y se procedió al retiro inmediato del canino como medida provisional de protección, garantizando su seguridad y bienestar.
Una vez resguardado, el canino fue trasladado a uno de los centros CAVRAT, donde recibió atención médica especializada. El equipo veterinario inició los procedimientos necesarios para su recuperación, brindándole cuidado, tratamiento y un entorno seguro que le permita mejorar progresivamente.
Es importante recordar que en Quito no hay espacio para el maltrato animal y que estas prácticas son sancionadas por la normativa vigente. Encadenar animales de compañía de forma habitual constituye una infracción grave sancionada con 10 remuneraciones básicas unificadas, equivalente a 4 700 dólares.


