Gracias a la intervención y demanda impulsada por el movimiento Son Niñas, No Madres ante el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, se logró una sentencia sin precedentes que condena a los Estados de Ecuador y Nicaragua por violaciones a los derechos humanos de niñas sobrevivientes de violencia sexual. Esta decisión histórica marca un hito en la lucha global por garantizar que ninguna niña sea obligada a ser madre, reforzando la necesidad de modificar legislaciones que perpetúan embarazos forzados.
El Comité de Derechos Humanos destacó que la negación del acceso a servicios como el aborto seguro constituye una forma de violencia estructural que agrava el sufrimiento de las niñas y adolescentes. En América Latina, los datos son alarmantes: el 20% de los embarazos infantiles son producto de violencia sexual, y en muchos casos se trata de violaciones reiteradas. Estas cifras reflejan una problemática estructural que requiere acciones urgentes para proteger a las niñas y garantizarles una vida digna.
Entre las medidas clave ordenadas por el Comité se encuentran: la modificación de leyes para garantizar el acceso al aborto legal y seguro en casos de violencia sexual, la implementación de programas educativos para prevenir este tipo de crímenes, y la capacitación de profesionales de salud y operadores de justicia para brindar atención integral a las sobrevivientes. Además, se insta a los Estados a aplicar medidas de reparación individual, incluyendo indemnizaciones y apoyo psicológico.
El movimiento Son Niñas, No Madres celebra esta victoria como un paso crucial para erradicar la maternidad forzada y la violencia sexual contra niñas en la región, enviando un mensaje claro a los gobiernos: las niñas tienen derecho a ser protegidas, no obligadas a ser madres.