El 2024 volvió a reflejar la realidad del país, pues, con el decreto de Estado de Excepción y Toque de Queda por parte del presidente Daniel Noboa, la situación de inseguridad en el país se agudizó, al puto de que se declaró la guerra a varias bandas narcocriminales. Sin embargo, la realidad de muchos niños, niñas y adolescentes es que han sido atrapados por los tentáculos de las bandas criminales debido a que son vistos como “carde cañón” u objetos desechables.
Solamente entre enero y junio de 2023, en el país la Policía Nacional detuvo a 1.326 niños y adolescentes por delitos como tenencia ilegal de armas, sicariato, microtráfico, robo a personas y otros asociados al crimen organizado. El involucramiento con pandillas y grupos de delincuencia organizada se concentraría principalmente en el ámbito urbano.
En este sentido, Grace Vásquez, especialista de protección e incidencia de ChindFund sostuvo que 1 de cada 5 adolescentes urbanos entre 15 y 17 años afirma conocer a pares que están involucrados con bandas o pandillas. El estudio denominado Ecuador: niñez y adolescencia 360, y que fue realizado por ChildFund, Kindernothlife KNH y World Vision también indicó que cerca de 230 mil niños, niñas y adolescentes están en trabajo infantil, lo que expone aún mas a este grupo ante los ojos de la delincuencia organizada.
El reclutamiento de niños, niñas y adolescentes se agudiza en el país por varias razones, una de las principales es el abandono escolar, y esto se refleja con los más de 260 mil niños, niñas y adolescentes que han desertado del sistema educativo, cifra aterradora que se complementa con que muchos viven en barrios marginales y son los blancos ideales para las bandas, pues a menudo viven en hogares disfuncionales, con profundas carencias económicas y entornos llenos de violencia.
El abogado, Pablo Coloma, experto en temas judiciales, indicó que los niños y niñas son blancos ideales para las bandas narcodelictivas debido a que, según la Ley, ningún niño puede ser sometido a un juicio penal, así se comprueba que haya cometido una acción por encima de la ley, por lo que son ideales para trabajar para este tipo de delincuencia organizada. Destaca que los niños son vistos como objetos desechables, debido a que pueden ser reemplazados con facilidad sin que se vea afectado su “negocio”.
Las bandas asignan a los nuevos menores reclutados tareas iniciales, como ser vigilantes, que sirven como sus ojos y oídos en las calles. Poco a poco les dan labores con mayor responsabilidad, como vender droga en mercados locales o cobrar extorsiones. Paulatinamente, se les involucra en eslabones más altos a lo largo de la cadena del tráfico de drogas, como transportistas de cocaína. Otros, ocupan la primera línea de guerra desempeñándose como sicarios. A las niñas también las reclutan para ser explotadas sexualmente y las obligan a ser las parejas de los líderes de las bandas.
Coloma explico que con los jóvenes de 12 a 17 años de edad la situación cambia, puesto que, existe un término en el ámbito penal denominado, “derecho penal juvenil”, que reconoce que los jóvenes si son responsables por sus acciones que son contrarias a la ley, por lo que si pueden ser sometidos a un proceso judicial. Sin embargo, las leyes aclaran que se debe seguir un procedimiento distinto al de los adultos y por ende las sanciones son distintas.
De acuerdo a la Constitución, para los adolescentes se deben imponer medidas socioeducativas que pueden ser de dos clases: unas que privan de la libertad y otras que no privan de la libertad. En el caso de las que privan de la libertad, el joven puede ser sancionado con una pena de hasta ocho años. Por lo general, las medidas que no privan de libertad están acompañados de acompañamiento psicológico, terapéutico con el fin de reinsertar al joven infractor a la sociedad.
Por su parte, Sybel Martinez, experta en temas de derechos de la niñez y adolescencia precisó que una de las claves para combatir la problemática es entender qué es lo que está sucediendo respecto al reclutamiento forzado, puesto que, esto permitirá tomar medidas para protegerlos y evitar que siga pasando este reclutamiento dentro del país, reinsertar a los niños reclutados en la sociedad y apoyando así el futuro de estos grupos.
Es importante entender que las bandas se están aprovechando de las condiciones de vulnerabilidad, de marginalidad, de pobreza, en que viven estos niños y niñas, que no tienen acceso a la educación, que vivían en entornos violentos y trabajar en esos factores de riesgo y que haya una respuesta institucional frente a esas vulneraciones.
