En Quito, la convivencia responsable con los animales de compañía implica más que brindarles amor y cuidados: también significa cumplir con normas básicas de higiene en los espacios públicos y privados. Uno de los deberes fundamentales de quienes tienen peludos en casa es recoger sus desechos al momento de sacarlos a pasear, ya que dejarlos abandonados en calles, parques o aceras representa un riesgo para la salud pública y la imagen de la ciudad.
La normativa municipal es clara. No recoger las heces de los animales de compañía en espacios públicos o privados no solo es una falta de respeto hacia los demás ciudadanos, sino que también constituye una infracción sancionada por las autoridades. Esta conducta puede acarrear una multa equivalente al 30% del salario básico unificado.
Esto significa que la sanción por no limpiar los desechos de tus peludos asciende actualmente a 141 dólares, una cifra considerable que podría evitarse fácilmente con una bolsa en mano y el compromiso de mantener limpia la ciudad. La ordenanza busca fomentar la responsabilidad compartida y generar conciencia sobre la importancia del cuidado del entorno.
La ciudadanía juega un papel clave en la construcción de espacios limpios, seguros y amigables para todos. Recoger los desechos de tus animales de compañía es un gesto sencillo pero poderoso, que refleja respeto, civismo y amor verdadero por ellos. No se trata solo de evitar una multa, sino de contribuir al bienestar colectivo.