En Puerto Príncipe, Haití, miles de mujeres y niñas viven en un estado constante de miedo. Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), enfrentan el riesgo de ser violadas, secuestradas o asesinadas. Muchas de ellas han tenido que refugiarse en asentamientos temporales, donde la falta de acceso a servicios básicos de salud es alarmante debido al cierre de centros médicos o la escasez de suministros esenciales.
Mensualmente, se registran 1,543 casos de violencia de género en el país, pero solo el 3% de las sobrevivientes recibe atención dentro de las 72 horas posteriores al ataque, un tiempo crucial para mitigar los daños físicos y psicológicos. Este panorama refleja no solo una crisis humanitaria, sino también una falta de mecanismos efectivos de protección y atención para las mujeres y niñas desplazadas.
En respuesta, el UNFPA y organizaciones aliadas han implementado una línea directa que ofrece asesoramiento, información y referencias a las sobrevivientes de violencia de género. Sin embargo, estas acciones, aunque vitales, no son suficientes para abordar la magnitud del problema. La violencia indiscriminada debe cesar y deben establecerse soluciones de protección duraderas que respondan a las necesidades y derechos de estas mujeres.
La paz y la seguridad son fundamentales para transformar la realidad de las mujeres en Haití. Es urgente que la comunidad internacional y el gobierno haitiano trabajen juntos para garantizar un entorno donde las mujeres y niñas puedan vivir sin miedo y donde sus derechos sean plenamente respetados.