La menstruación es un proceso natural, pero aún está rodeada de estigmas que generan vergüenza y desinformación en nuestra sociedad. Muchas niñas y mujeres enfrentan este momento de sus vidas sin el conocimiento necesario para gestionarlo, lo que puede causar inseguridad y miedo. Según un estudio de Plan International Ecuador en 2023, el 70% de las niñas en el país no ha recibido información adecuada sobre higiene íntima en las escuelas, lo que deja a muchas jóvenes sin la orientación correcta cuando tienen su primera menstruación. Este desconocimiento afecta negativamente su autoestima y salud.
Además, el acceso a productos de higiene femenina sigue siendo un desafío en Ecuador. El mismo estudio revela que el 10% de las niñas y mujeres no tiene acceso a productos de higiene menstrual o a instalaciones sanitarias adecuadas durante su período, una situación que refleja las desigualdades económicas y sociales. Essity también ha identificado que solo el 50% de los encuestados en el país tiene conocimientos básicos sobre la menstruación, y menos aún han hablado abiertamente del tema con sus familias o educadores. El 48% de las personas menstruantes en Ecuador expresa un deseo de mejorar su acceso a productos de higiene y servicios de salud.
Esta falta de acceso a productos de higiene femenina afecta especialmente a las mujeres en situaciones de pobreza, quienes deben recurrir a alternativas como el uso de telas viejas o toallas recortadas. Estas prácticas no solo son incómodas, sino que también pueden poner en riesgo la salud de las mujeres, generando infecciones u otros problemas. Afortunadamente, el gobierno ha tomado medidas para aliviar esta carga, implementando una tarifa del 0% de IVA en productos de higiene femenina, lo que facilita su acceso a un mayor número de mujeres. Sin embargo, esto no resuelve por completo los problemas de accesibilidad en comunidades vulnerables.
Es fundamental romper los estigmas que rodean la menstruación y garantizar que todas las niñas y mujeres puedan menstruar con dignidad. Esto implica educar a la población, abrir espacios de diálogo sobre el tema y continuar promoviendo políticas que mejoren el acceso a productos de higiene menstrual. Menstruar no debe ser una causa de vergüenza o limitación, sino un proceso natural que se debe abordar con respeto, información y apoyo para todas.