En un caso sin precedentes en Francia, Dominique Pelicot ha sido condenado a 20 años de prisión por drogar y violar a su exesposa, Gisèle Pelicot, durante una década, y por reclutar a más de 50 hombres para participar en estos atroces crímenes. El tribunal de Aviñón dictó la pena máxima, incluyendo restricciones a la libertad condicional hasta que cumpla al menos dos tercios de la sentencia. Además, Pelicot fue declarado culpable de la realización y distribución de imágenes sexuales tanto de Gisèle como de otros miembros de su familia.
Este juicio histórico, que se extendió por casi cuatro meses, también dejó como resultado sentencias para 50 acusados adicionales. De ellos, 46 fueron condenados por violación, dos por intento de violación y otros dos por agresión, con penas que oscilan entre 3 y 15 años de cárcel, menos de lo solicitado por los fiscales. Las evidencias presentadas dejaron en claro la magnitud de los actos cometidos y el impacto devastador en las víctimas.
El tribunal destacó la valentía de Gisèle Pelicot, quien, tras años de silencio, decidió denunciar los crímenes y destapar una red de abusos sistemáticos. Su testimonio fue clave para que la justicia actuara contra los responsables, marcando un precedente en la lucha contra la violencia sexual y de género en Francia.
La sala del tribunal vivió momentos intensos tras la lectura del veredicto. Mientras Pelicot rompió a llorar, las víctimas expresaron alivio por la sentencia. Este caso deja una lección clara: la justicia puede ser implacable frente a quienes atentan contra la dignidad y los derechos humanos.