Por primera vez en la historia, una mujer estará al frente de la Iglesia de Inglaterra y de toda la Comunión Anglicana, que reúne a unos 85 millones de fieles en el mundo. La Comisión de Nominaciones de la Corona eligió a Sarah Mullally, actual obispa de Londres, como la 106.ª Arzobispa de Canterbury. La designación fue aprobada por el rey Carlos III y anunciada oficialmente desde Downing Street, marcando un hecho histórico en la tradición religiosa británica.
Mullally asumirá el cargo en reemplazo de Justin Welby, quien presentó su renuncia en noviembre de 2024. Reconocida por su compromiso pastoral y su capacidad de liderazgo, la futura arzobispa ha destacado que su vocación siempre ha estado guiada por el servicio a Dios y a las personas, tanto en su vida religiosa como en su experiencia previa como enfermera. Su enfoque ha estado centrado en la escucha, la empatía y la reconciliación, valores que promete mantener en su nueva misión espiritual.
Nacida en Woking, en el condado de Surrey, en 1962, Mullally se convirtió al cristianismo a los 16 años. Antes de ser ordenada en 2001, trabajó en el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido, donde alcanzó altos cargos y recibió diversos reconocimientos. En 2015 fue nombrada obispa sufragánea de Crediton y, tres años más tarde, obispa de Londres. Está casada con un arquitecto y es madre de dos hijos. Su ceremonia de instalación está prevista para el 25 de marzo de 2026 en la Catedral de Canterbury.
Desde el Vaticano, el cardenal Kurt Koch, responsable del diálogo ecuménico, envió una carta de felicitación a Mullally, resaltando las seis décadas de diálogo entre la Iglesia católica y la Comunión Anglicana. Subrayó la importancia de continuar fortaleciendo la cooperación y el entendimiento entre ambas tradiciones cristianas, con la esperanza de que este nuevo capítulo refuerce la unidad y el trabajo conjunto entre comunidades de fe.