El creciente involucramiento de niños y adolescentes en el crimen organizado en Ecuador ha encendido las alarmas a nivel nacional. Estos jóvenes, atrapados en un entorno de pobreza y falta de oportunidades, son reclutados por estas bandas para cometer delitos graves como homicidios, sicariato, y tráfico de drogas. La ausencia de políticas sociales efectivas y la falta de presencia estatal en los barrios más vulnerables han facilitado este reclutamiento temprano, condenando a muchos de estos menores a una vida de violencia y delincuencia.
Juan Zapata, exministro del Interior, reveló cifras preocupantes en una reciente entrevista en canal RTU: En 2023, 1870 menores fueron detenidos por delitos de homicidios, sicariatos, tenencia de armas y narcotráfico. De 8.000 asesinatos registrados, la mitad de las víctimas tenían menos de 30 años. Además, el 15% de los sicarios eran niños y adolescentes.
La inversión en educación y servicios básicos en los sectores más afectados es clave para evitar que caigan en el crimen organizado. La deserción escolar también empeoró, con 60.000 jóvenes abandonando la escuela.
Solo con una estrategia que combine seguridad y desarrollo social se podrá frenar esta alarmante tendencia y garantizar un futuro mejor para las nuevas generaciones.