A partir del año 2025, todas las escuelas primarias y secundarias de Pekín integrarán la inteligencia artificial como una materia obligatoria en sus programas académicos. La medida, anunciada por el Ministerio de Educación chino, marca un antes y un después en la formación tecnológica de los más jóvenes. Desde los seis años, los estudiantes comenzarán a aprender sobre IA, iniciando con conceptos básicos en la primaria y avanzando hacia contenidos más complejos en secundaria.
La iniciativa busca preparar a más de 180 millones de estudiantes para afrontar un mundo cada vez más dominado por la tecnología. Lejos de limitarse a la teoría, el plan incluye talleres, proyectos prácticos y colaboraciones con empresas tecnológicas y universidades, lo que permitirá a los estudiantes aplicar sus conocimientos en escenarios reales. La educación china se enfoca en crear mentes capaces no solo de utilizar la IA, sino de comprenderla, desarrollarla y mejorarla.
Esta política refleja la ambición de China por posicionarse como líder global en innovación tecnológica. Al integrar la inteligencia artificial desde etapas tempranas de la educación, el país apuesta por una generación con pensamiento crítico, habilidades de programación y una comprensión ética del impacto de la tecnología. No es solo una enseñanza de herramientas, sino una formación integral para moldear creadores del futuro.
El movimiento plantea una pregunta provocadora: ¿estamos preparados en otros países para seguir este ritmo? ¿Deberíamos también enseñar inteligencia artificial a nuestros hijos? La decisión de Pekín abre el debate global sobre el tipo de educación que necesitan las nuevas generaciones para enfrentar los desafíos del siglo XXI.