Andrés Torres es un joven deportista ecuatoriano cuya rutina es un ejemplo de constancia y sacrificio. Su día comienza a las 7 de la mañana, con entrenamientos de carrera y tiro, seguidos de natación, y culmina en la noche con esgrima. Además, combina su exigente preparación deportiva con sus estudios de administración de empresas. “Voy a seguir luchando por mi meta”, asegura Torres, quien se ha destacado como uno de los mejores en el pentatlón moderno.
Desde los 9 años, el deporte ha sido parte esencial de su vida. Comenzó con la natación y, con los años, ha acumulado logros importantes, como su triunfo en los Juegos Panamericanos Junior y su participación destacada en los Juegos Panamericanos de Chile. Uno de sus mayores hitos fue el segundo lugar en el Challenger de Polonia, una competencia de nivel mundial que marcó un antes y un después en su carrera. Sin embargo, Andrés enfrenta un desafío común para muchos deportistas ecuatorianos: la falta de apoyo económico. “Hoy por hoy, la única marca que nos apoya es Andalucía. Participar en una competencia internacional puede costar entre 3,000 y 4,000 dólares, y sin recursos es muy complicado”, lamenta el joven atleta.
A pesar de las dificultades, Torres no pierde el enfoque. Actualmente, se prepara para el Campeonato Panamericano que se realizará en Brasil en diciembre, mientras sueña con representar al país en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. Su talento y esfuerzo resaltan la necesidad de más apoyo por parte del sector privado para garantizar que deportistas como él puedan competir en igualdad de condiciones. “Cuánto talento hay en el Ecuador, pero hace falta inversión económica. No solo es el deportista; está el entrenador, la estadía, los pasajes y los espacios de entrenamiento. Es un desafío enorme”, subraya Torres, agradeciendo profundamente el respaldo de Andalucía en su camino al éxito.
El caso de Andrés Torres no solo evidencia su dedicación, sino también la urgencia de que más empresas e instituciones respalden a los talentos deportivos del país. Su historia inspira y deja en claro que, con apoyo, los sueños olímpicos de este joven podrían convertirse en una realidad para el Ecuador.