Adoptar no solo transforma la vida de un animal rescatado; también puede cambiar la tuya para siempre. Cada uno de estos peluditos ha vivido momentos difíciles, pero hoy están listos para encontrar un hogar donde puedan ser amados, cuidados y vistos con el corazón. Conócelos y permítete la oportunidad de abrir tu vida a una compañía leal, agradecida y llena de ternura.
Entre ellos está Penélope, de un año, quien superó una vida marcada por el miedo gracias al cariño recibido. Ahora es muy apegada a las personas, disfruta los paseos y juega feliz con perros grandes. También está Layla, de un año, que fue víctima de maltrato familiar; al principio tenía miedo y se defendía, pero cuando logra confiar se convierte en una perrita dulce, amorosa y profundamente leal. Azucena, de dos años, fue rescatada de una quebrada; es sensible y noble, y está lista para encontrar un espacio donde sentirse protegida y amada. Y no olvidemos a Zafiro, de cinco años, abandonada quizá por haber perdido un ojito, pero que hoy es la reina de los mimos y solo quiere un hogar donde ser vista más allá de su apariencia.
También esperan una oportunidad Asdrúbal, un abuelito de diez años que vivió encerrado y sin comer, y que ahora solo desea caricias y un hogar tranquilo para descansar; Felizzia, de seis años, que pasó de vivir encerrada a ser una perrita alegre, sociable y amante de los espacios verdes; y Aquiles, de un año y medio, abandonado en el metro de Quito y lleno de energía, ideal para una familia activa que disfrute de largos paseos y aventuras.
Finalmente, están Anahí, una cachorrita de seis meses que dejó atrás un pasado difícil para convertirse en amor puro, juguetón y lleno de vida, y Zelma, de dos años, quien superó sus miedos y hoy confía, conecta y busca un hogar donde seguir creciendo segura. Cada una de estas historias es un recordatorio de que el amor y el cuidado pueden cambiar vidas. Quizá tu hogar sea el lugar que están esperando.