El maltrato animal no solo deja cicatrices visibles en las víctimas, sino también marcas emocionales profundas en quienes lo presencian, especialmente si son niños. Así quedó demostrado en San Juan de Morán (Calderón), donde una denuncia ciudadana permitió a las autoridades actuar a tiempo para rescatar a Ninja, un perro que sufría constantes agresiones por parte de su tutor, incluso delante de su propio hijo.
Durante el operativo conjunto entre la Unidad de Bienestar Animal, la AMC y la Policía Nacional, se encontraron evidencias claras de maltrato: heridas en el rostro, signos de ansiedad, comportamientos agresivos y ausencia de vacunación. El propio tutor confesó haber golpeado al animal en repetidas ocasiones. Este tipo de violencia no solo afecta al animal, sino que también normaliza conductas agresivas en los menores que lo presencian.
Gracias a la acción inmediata, Ninja fue retirado del lugar y trasladado para recibir atención veterinaria y cuidados. Paralelamente, se activó el proceso legal correspondiente y se levantó un informe de flagrancia para garantizar que el responsable no quede impune. Cada paso en este proceso busca no solo proteger a la víctima directa, sino también enviar un mensaje claro: el maltrato animal es inaceptable.
Este caso demuestra que la denuncia ciudadana sí hace la diferencia. Actuar a tiempo puede salvar una vida y transformar muchas más.
