El derrame de petróleo del 13 de marzo ha contaminado gravemente el río Esmeraldas, afectando a unas 4,500 familias. El alcalde de Quinindé, Ronald Moreno, confirmó que esta no es la primera vez que ocurre un desastre similar. En los últimos ocho años, se han registrado tres derrames de crudo: en 2016, 2023 y ahora en 2025. Moreno también señaló que el Sistema de Oleoducto Trans Ecuatoriano (SOTE) lleva 53 años en funcionamiento sin haber recibido renovación en ninguno de sus tramos, lo que genera preocupación sobre su estado y posibles futuros incidentes.
Las consecuencias de este derrame son alarmantes. La contaminación del agua y el aire ha provocado problemas respiratorios en miles de personas, especialmente en la cabecera parroquial de Viche, donde las altas temperaturas intensifican los gases tóxicos. Según las autoridades, el 75% de los afectados sufre afecciones respiratorias, un 20% presenta infecciones y lesiones en la piel, y el 5% restante ha reportado problemas estomacales. Ante esta situación, el COE cantonal y provincial han decretado emergencia ambiental para coordinar acciones urgentes.
El impacto económico es devastador. La pesca y la agroproducción, principales fuentes de ingreso en la zona, están paralizadas. Con el agua contaminada, muchas comunidades han quedado sin acceso a fuentes seguras para consumo y uso diario. Para mitigar la crisis, se ha coordinado la distribución de agua potable mediante tanqueros de Petroecuador, con el objetivo de abastecer a las comunidades más afectadas. Sin embargo, la preocupación crece ante la posibilidad de que los efectos de la contaminación persistan por meses.
En respuesta a la crisis, se han desplegado brigadas médicas con insumos y medicamentos para atender a la población afectada. La mayoría de los damnificados son habitantes de zonas rurales que dependen directamente de los recursos naturales para sobrevivir. Se espera que en los próximos días el gobierno refuerce las medidas de remediación y establezca soluciones a largo plazo para evitar que este tipo de desastres se repitan. Mientras tanto, la comunidad sigue exigiendo respuestas y acciones concretas ante una emergencia que no solo amenaza su salud, sino su futuro.