Después de casi dos siglos sin ser visto en la isla Floreana, el pachay de Galápagos ha sido redescubierto por un equipo de científicos de la Fundación Charles Darwin. Esta pequeña ave terrestre, que había sido registrada por última vez en la isla en 1835 durante la visita de Charles Darwin, fue encontrada en un hábitat recuperado tras años de esfuerzos de conservación. Su redescubrimiento no solo representa un hito para la biología de la región, sino que también refuerza la importancia de la restauración ecológica en las Islas Galápagos.
El pachay de Galápagos es un ave de pequeño tamaño, con un peso de entre 35 y 45 gramos. Su plumaje gris oscuro con dorso marrón y ojos rojos la hace inconfundible, mientras que las crías presentan un plumaje más uniforme sin las características motas blancas. Hasta ahora, esta especie solo se encontraba en otras islas del archipiélago como Isabela, Fernandina y Santa Cruz, por lo que su presencia en Floreana indica que pudo haber sobrevivido en secreto o haber recolonizado la isla de manera natural.
La restauración de la isla Floreana ha sido un proceso largo y complejo. Durante años, especies invasoras como ratas, gatos y cerdos pusieron en peligro a la fauna nativa, incluyendo al pachay. Sin embargo, en 2023, se implementó un plan para erradicar estas especies y restaurar el ecosistema original. Este esfuerzo, liderado por la Dirección del Parque Nacional Galápagos y varias organizaciones de conservación, ha dado frutos con el retorno inesperado de esta ave endémica.
Los investigadores ahora planean realizar estudios genéticos para determinar si esta población proviene de un linaje remanente que logró sobrevivir o si se trata de una recolonización desde otras islas. De cualquier manera, este hallazgo refuerza la importancia de la conservación activa y la necesidad de continuar protegiendo los ecosistemas únicos de Galápagos. La historia del pachay de Galápagos nos recuerda que, con esfuerzos sostenidos, la naturaleza puede darnos segundas oportunidades.