José Amable Salvador López Rovayo, a sus 102 años, reafirmó su compromiso con la democracia al acudir a votar en Ambato. Desde 1944, no ha faltado a ninguna elección, asegurando que seguirá ejerciendo su derecho mientras sus fuerzas se lo permitan. Para él, sufragar no es solo una obligación, sino un deber ciudadano que ha cumplido con disciplina. Su determinación lo llevó una vez más al recinto electoral, demostrando que la participación es clave en una sociedad democrática.
Acompañado por su hija y su yerno, llegó a la Unidad Educativa Hispanoamericano en la parroquia Huachi Loreto. Vestía un traje gris impecable y un sombrero marrón, reflejando el respeto que siente por el acto de votar. «Votar es un acto serio, hay que vestirse para la ocasión», afirmó con seguridad. Su primera elección fue en 1944, cuando Velasco Ibarra regresó al poder. Desde entonces, ha sido testigo de los cambios políticos del país sin dejar de participar.
Don Pepito, como lo llaman sus amigos, vive solo en Ambato, aunque su hija supervisa su bienestar diariamente. A pesar de su edad, mantiene una gran lucidez y se informa sobre la actualidad. En la junta N.-37, los jóvenes delegados lo recibieron con admiración y respeto, entregándole cada papeleta con paciencia. Él, con la misma cortesía de siempre, agradeció y cumplió con su deber. Antes de retirarse, saludó con amabilidad a quienes lo atendieron.
Su historia es un ejemplo de constancia y responsabilidad cívica en un país donde el abstencionismo es un desafío. Con más de 80 años ejerciendo su derecho al voto, demuestra que la democracia se fortalece con la participación activa. Su convicción de acudir a las urnas, pese a su avanzada edad, es una lección de compromiso ciudadano. A sus 102 años, sigue recordando a las nuevas generaciones la importancia de hacer oír su voz en cada elección.