En el marco de las elecciones generales de 2025, el Código de la Democracia y el Código Orgánico de la Niñez y Adolescencia reafirman su compromiso con la protección de los derechos de los menores, estableciendo la prohibición de utilizar imágenes de niñas, niños y adolescentes en programas o espectáculos de proselitismo político. El artículo 52, numeral 2, del Código Orgánico de la Niñez y Adolescencia prohíbe expresamente esta práctica, buscando garantizar el respeto a su integridad y bienestar.
Este tipo de prácticas ya se ha observado en elecciones pasadas, donde candidatos incluyeron imágenes de niños para proyectar empatía o generar impacto emocional en el electorado. Sin embargo, estas acciones, aunque aparentemente inofensivas, pueden vulnerar la dignidad y los derechos de los menores, al exponerlos a dinámicas ajenas a su desarrollo. Ante ello, las normativas vigentes refuerzan la necesidad de separar la política de la vida e integridad de los niños y niñas.
Además de esta restricción, el artículo 203 del Código de la Democracia prohíbe otras acciones durante la campaña electoral, como la entrega de dádivas, la publicidad que incite a la discriminación o violencia, y la contratación de espacios no autorizados por el Consejo Nacional Electoral. Las sanciones por incumplir estas normativas incluyen multas significativas, reafirmando la seriedad con la que se busca garantizar un proceso electoral limpio y justo.
El llamado es claro: proteger la infancia debe ser un compromiso de todos, y su imagen no debe convertirse en una herramienta política. Respetar esta prohibición no solo es un tema de legalidad, sino de ética y sensibilidad hacia los derechos de las nuevas generaciones. La construcción de una sociedad justa comienza con el respeto hacia quienes más necesitan de nuestra protección y cuidado.
