El uso de Internet y las redes sociales por parte de niños y adolescentes ha crecido exponencialmente en los últimos años, exponiéndolos a diversos riesgos en línea. Desde el ciberacoso hasta la explotación sexual digital, los menores son cada vez más vulnerables a delitos que ocurren en el entorno virtual. En Ecuador, los datos revelan un aumento preocupante en estos peligros, lo que ha llevado a las autoridades a reforzar las leyes para proteger a los menores. Sin embargo, la supervisión parental y la educación sobre el uso seguro de la tecnología son esenciales para combatir este creciente problema.
En Ecuador, los riesgos en línea para niños y adolescentes se han convertido en una preocupación creciente, según una encuesta realizada por el Ministerio de Educación en colaboración con UNICEF. El estudio revela que 4 de cada 10 adolescentes han sido víctimas de ciberacoso, hacking, exposición a contenidos nocivos o la publicación de información privada.
Entre los más vulnerables se encuentran aquellos de 12 a 14 años, quienes enfrentan retos virales peligrosos y el grooming, una forma de acoso en línea donde adultos intentan ganar la confianza de los menores para explotarlos sexualmente. Los adolescentes de 15 a 18 años, aunque más maduros, continúan siendo víctimas de grooming.
Para combatir esta problemática, Ecuador ha endurecido las penas relacionadas con la explotación sexual digital. El delito de ofrecer servicios sexuales a menores a través de redes sociales, chats o mensajería instantánea es castigado con penas de entre 7 y 10 años de prisión. Esta legislación tiene como objetivo principal proteger a los menores de la creciente amenaza que supone la explotación sexual en línea, la cual ha aumentado debido al fácil acceso a Internet y la creciente popularidad de las plataformas digitales.
La colaboración entre las familias, las escuelas y las autoridades es esencial para reducir el impacto de estos delitos. Las estadísticas alarmantes deben servir como un llamado de atención a la sociedad, para que juntos protejamos a los menores de los peligros digitales. El uso seguro de las redes sociales es una responsabilidad compartida, y cada pequeño esfuerzo cuenta para garantizar un entorno más seguro para nuestros niños y adolescentes en el mundo digital.
