En Ecuador, la violencia de género es un desafío persistente que afecta a muchas mujeres en diversas formas, incluyendo violencia física, sexual y psicológica. A pesar de contar con leyes como la Ley para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, la implementación y acceso a la justicia siguen siendo problemáticos.
Según la ultima encuesta realizada por el INEC, en 2019, 65 de cada 100 mujeres en el Ecuador, han experimentado por lo menos un hecho de algún tipo de violencia en alguno de los distintos ámbitos a lo largo de su vida.
Factores culturales y económicos perpetúan estas violencias, mientras que los recursos disponibles para las víctimas, como refugios y líneas de ayuda, a menudo no son suficientes. Además, la pandemia de COVID-19 intensificó estas desigualdades, aumentando la incidencia de violencia doméstica en un contexto de confinamiento y estrés económico.
A nivel nacional a lo largo de la vida, 33 de cada 100 mujeres, experimentaron algún tipo de violencia por
en el ámbito social, 19 de cada 100 mujeres, experimentaron algún tipo de violencia por en el ámbito educativo y 20 de cada 100 mujeres, experimentaron algún tipo de violencia en el ámbito laboral.
A pesar de la existencia de programas de apoyo, estos a menudo carecen de fondos y capacidad para satisfacer la demanda.
¿ Cómo identificar rasgos de violencia y su escala?
Un cambio significativo requiere no solo medidas legislativas más estrictas, sino también un esfuerzo concertado en educación y sensibilización para transformar actitudes culturales y promover la igualdad de género.