En América Latina, cada día, 12 mujeres son asesinadas por razones de género, según datos de la CEPAL y ONU Mujeres. Este número devastador refleja una crisis estructural de violencia que afecta profundamente a mujeres y niñas.
En Ecuador, desde 2014 hasta mayo de 2024, se han registrado 1.837 femicidios, de acuerdo con cifras recopiladas por la Fundación ALDEA y UNICEF. Esta realidad, más que números, representa vidas truncadas y sueños silenciados por una violencia que no encuentra fin.
Entre las víctimas, las niñas y adolescentes enfrentan una vulnerabilidad alarmante. En Ecuador, el 11% de los casos de femicidio desde 2014 han involucrado a menores de edad, según el estudio Esperando el Verano, desarrollado por la Fundación ALDEA con apoyo de UNICEF. Más de 199 niñas y adolescentes han sido asesinadas, con edades promedio que han disminuido de 10 años en 2014 a 8 años en 2023. Estas cifras evidencian un patrón de violencia que afecta desde la infancia y refleja la urgencia de actuar para protegerlas.
Las secuelas del femicidio no se limitan a la pérdida de vidas. Las familias quedan devastadas emocional y económicamente. En muchos casos, las madres asesinadas eran el principal sustento de sus hogares, dejando a hijos al cuidado de abuelas o tías que enfrentan enormes dificultades. Además, según CEPAL, América Latina es la región más peligrosa del mundo para las mujeres, con 12 feminicidios diarios y un promedio de 1,6 muertes por cada 100.000 mujeres, reflejando una violencia sistemática que el sistema de justicia no logra contener.
