La violencia digital hacia niñas, niños y adolescentes en Ecuador no es solo una amenaza latente, sino una realidad creciente que muchas veces ocurre en silencio y sin acompañamiento. Así lo revela la investigación “Uso de Internet y violencias digitales”, realizada por ChildFund como parte de la estrategia #NaveguemosSeguros. Este estudio recoge testimonios y cifras que evidencian los riesgos del entorno digital, y las brechas de protección que persisten, tanto en el hogar como en las instituciones.
El 90 % de los menores accede a internet principalmente a través de celulares, con el uso cotidiano de plataformas como WhatsApp y TikTok. Sin embargo, esta conectividad se da, en muchos casos, sin la supervisión o guía de personas adultas. Como resultado, 3 de cada 10 ha sido víctima de intimidación o agresión en línea, y 1 de cada 10 ha recibido propuestas sexuales o sufrido extorsión digital. El 52 % de los casos de violencia sexual digital registrados por la Fiscalía están relacionados con grooming, y el 90 % de las víctimas de ofertas sexuales en línea son adolescentes mujeres.
El estudio identifica 22 formas de violencia digital, que van desde el ciberacoso hasta delitos graves como trata de personas o producción de material de abuso sexual infantil. A pesar de este panorama, también existen factores de protección: 6 de cada 10 menores aplican medidas de autocuidado, y más de la mitad cuenta con un adulto de confianza. Esto demuestra que la presencia, el acompañamiento y la educación digital crítica desde el hogar, la escuela y el Estado son fundamentales para prevenir riesgos.
Durante el lanzamiento del informe se presentó también la campaña “Los monstruos son reales”, un llamado a la acción para que familias, docentes y autoridades se comprometan con el uso seguro del internet. No basta con entregar un dispositivo o una conexión: es responsabilidad de las personas adultas generar entornos seguros, con canales de denuncia eficaces y herramientas de prevención. Porque en el mundo digital, los peligros sí existen, pero también existen formas reales de protegerlos.